Quería, pero había algo que se lo impedía o la bloqueaba. Este es el caso de Ana (la llamaremos así para mantener su anonimato) que vino a terapiarse conmigo presentando, entre otros, el conflicto interno de no poder irse a vivir con su pareja. Y con todas sus parejas le había ocurrido igual.

Se le manifestaba de varias maneras. Por un lado, idealizaba vivir con sus parejas y les decía que ese era su mayor deseo, pero jamás lo cumplía. Ana sufría a menudo de la zona de la garganta y cervicales. Por otro lado, según avanzaba la relación y el compromiso era mayor, las dudas aumentaban y la desconfianza de Ana hacia su pareja crecía, lo que provocaba que se alejara en determinadas situaciones y se autosaboteara con pensamientos negativos de si su pareja era la perfecta o no para ella. También presentaba muchos dolores y fatiga en piernas y rodillas. Hay que decir también que todavía vivía con sus padres, a los que cuidaba. Dato importante.


El miedo al compromiso, a volver a confiar y mostrar su vulnerabilidad eran muy fuertes en ella

Las causas de tal conflicto interno hay que encontrarlas en su infancia y en el desequilibrio del vínculo que tenía Ana con sus padres. Presentaba heridas emocionales de haber sido juzgada de pequeña, sometida a los designios de sus padres, traicionada por uno de sus progenitores y la más importante, había sido una niña no deseada. El conflicto interno entre el apego y el desapego hacia su familia era una constante en su vida. El miedo al compromiso, a volver a confiar y mostrar su vulnerabilidad eran muy fuertes en ella. 
Asumía a su vez el comportamiento de controlar a las personas por el alto grado de miedos que presentaba. Además el asumir el rol de cuidadora de sus padres era lo suficientemente fuerte como para no dejarlos, ya que de forma inconsciente todavía quería ser aceptada y amada por ellos. También contempló siendo niña un episodio traumático en relación a la convivencia de pareja de sus padres.

Asumir el rol de cuidadora de sus padres era lo suficientemente fuerte como para no dejarlos

En las distintas sesiones que duró la Terapia, en unos meses, Ana tomó conciencia de toda su historia de vida, de los comportamientos que había asumido como mecanismo de defensa, puso en orden los roles familiares, abandonó pensamientos negativos para no autosabotearse, pudo trabajar y poner en paz varias situaciones vividas, aprendió a gestionar las emociones, calmó los dolores físicos que tenía, aumentó su autoestima y amor propio, empezó a comprometerse y confiar en los demás, superó miedos y se liberó de varias creencias limitantes. Y lo más importante, pudo irse por fin a vivir con su pareja. Todo ello, gracias a las distintas herramientas y ejercicios facilitados, las sesiones de desbloqueo realizadas, las conversaciones mantenidas y el acompañamiento mío que tuvo en todo momento.  

Ana tomó conciencia de toda su historia de vida y de los comportamientos que había asumido 

El caso expuesto en este post no debe ser considerado igual de válido para otra persona, puesto que la historia de cada uno es diferente, así como las causas que lo han provocado.  

Para más información, saber el precio de las sesiones o pedir una cita conmigo, puedes hacerlo por teléfono, WhatsApp o Telegram: +34 682 89 35 15

Recibe un fuerte abrazo. David Blázquez León, Terapeuta y Director de Móstoles Terapia.